Una llave simple para devocion admirable de los 7 dolores de maria santisima Unveiled
Una llave simple para devocion admirable de los 7 dolores de maria santisima Unveiled
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Os suplico asimismo que me hagáis participante de todas las gracias e indulgencias concedidas a los que se ocupan en considerar la pasión de vuestro adorable Hijo y vuestros dolores, para más amaros, serviros, y en el fin de esta miserable vida alcanzar una buena y santa muerte. A más.
7. «He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la ventura eterna aunque que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo
"Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos.
Para rezar cada unidad de los dolores, se puede seguir el rezo del Rosario de los Siete Dolores de la Virginal, que consiste en meditar en cada dolor mientras se recitan Avemarías y Padrenuestros.
"Yo voy a defenderlos en sus batallas espirituales con el enemigo infernal y voy a protegerlos en cada instante de su vida."
El Cyclamen, Cyclamen hederifolium, se asocia con la muerte y la renuncia o entrega al fin a la vida en la tierra. El ciclamen blanco a menudo tiene rojo en la cojín de los pétalos, lo que representa el Corazón Doloroso de María.
Estos representan los siete momentos culminantes de los dolores de la Virginal. Y se han representado esos siete dolores, con siete espadas que traspasan el corazón de Nuestra Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo Raíz.
El agradecimiento de Cristo por parte de Simeón anuncia el sufrimiento de María junto al de su hijo .
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Llorar no es imperfección cuando el motivo del llanto es santo. Sentir no es objetivo de amor, sino de fina sensibilidad. Llorar a impulsos del aprecio divino es un don de Altísimo, don que solo a grandes almas se concede.
Esta práctica se podio en meditar y rezar sobre los siete dolores que la Raíz de Jesús experimentó mientras acompañaba a su Hijo en su camino alrededor de la redención de la humanidad.
Pero es más lamentable que muchos católicos, que la tenemos y aceptamos por raíz, aún nos olvidemos de ella y no le recemos el Santo Rosario ni meditemos en sus dolores.
Señor mío Jesucristo, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi SeñYa la Casto María al tenerte en sus brazos y contemplar tus mortales heridas: por este dolor te pido una verdadera devoción a tu Pasión y muerte.
Al unir nuestros dolores a los de María, tal como Ella unió Sus dolores a los de su Hijo, participamos en la redención de nuestros pecados y los del mundo firme.